La semana pasada, Gabriel Revelo publicó esta nota en su blog sobre "El nombre de las nubes", se las compartimos.
Conocí
a Sandra Becerril hace unos quince años, cuando ambos estudiábamos en la
preparatoria del Instituto Don Bosco. Si bien nunca fuimos los grandes amigos, y
nos tratamos relativamente poco, siempre guardé un recuerdo agradable de ella.
Gracias ‘a la magia de las redes sociales’ volví a estar en contacto con Sandra,
y así me enteré que se había convertido en escritora. Como siempre me sucede en
estos caso, quise leerla.
Así
llegué a El Nombre de las Nubes, su más reciente novela, la cual devoré
en un par de días y resultó un agradable (e intrigante) descubrimiento. Para
empezar debo aceptarlo, sentí envidia de la buena, Sandra ha logrado ese sueño
que acaricio desde hace mucho: publicar una novela y hacerlo bien.
Me
bastaron unas cuantas hojas para corroborar que estaba ante un libro bien
elaborado. Tanto a nivel narrativo como gramatical, El Nombre de las
Nubes no desmerece, al contrario, conforme se avanza en su lectura las
virtudes de esta novela se multiplican hasta convertirse en un cuerpo literario
muy completo.
¿De
qué trata ‘El Nombre de las Nubes’? Básicamente del deseo (o por lo menos
curiosidad) que alguna vez todos los humanos hemos sentido por matar. Sí, aunque
al leer esto arqueen la ceja y pongan cara de ‘yo nunca’, estoy seguro que por
lo menos alguna vez (medio en broma, medio en serio) se plantearon la
posibilidad. Justamente esto se pregunta Aileen, una escritora cuyas historias y
personajes giran entorno a los asesinatos, o más bien, en torno a las causas que
los provocan.
De
mano de Aileen conocemos ‘las historias dentro de la historia’. Ahí donde
Elizabeth, Tito (Estrato el Magnifico), Cirrus y otros de sus personajes se
debaten por seguir el camino que para bien o para mal les dispuso el destino.
Mientras estas ficciones ocurren, la vida de su escritora también es guiada
hacia extremos que terminan por escapar de sus manos: el regreso intempestivo de
su inestable marido con el que está en proceso de separación, la aparición de un
amante que la seduce por su aroma y claro, su cada vez más creciente obsesión
por los personajes que se atreven a matar.
Con
una elegancia a veces poética, un sutil sentido del humor y una sensualidad
impregnada en varias partes de su novela, Sandra logra su cometido:
cuestionarnos acerca de los motivos que pueden llevarnos a privar de la vida a
otra persona, y las múltiples formas de hacerlo.
Contrario
a lo que podría pensarse, esta obra es profundamente romántica. Todo en este
libro gira en torno al amor, que al fin y al cabo, es el motor que nos hace
atrevernos a destazar, mancharnos de sangre y convertir en realidad ese obscuro
deseo de matar.
Al
final, sólo leyendo ‘El Nombre de las Nubes’ uno se entera si Aileen se
atrevió o no a pasar esa frontera que tantas veces rebasaron sus personajes.
Hace unos años escribí 'Con Miedo al
Tiempo' ,
un cuento largo o novela corta en la que por primera vez maté a un personaje.
Cuando lo hice experimenté una sensación extraña, una especie de tristeza que me
acompañó por días. Me imaginó lo que pasó Sandra para escribir esta novela.
Leerla es más
recomendable. El Nombre de las Nubes está de venta en las librerías
Porrúa y El Sotano.